DOMINGO DE RAMOS

Oración a la Virgen del Carmen del Monte Carmelo

 Oración dedicada a la Virgen del Carmen del Monte Carmelo

Oración dedicada a la Virgen del Carmen del Monte Carmelo




Gran Oración a la Virgen del Carmen del Monte Carmelo


Oh Virgen Santísima del Carmen, Señora sublime del Monte Carmelo, joya resplandeciente en el jardín celestial, madre amorosa que desde lo alto contempla a sus hijos con infinita ternura, hoy acudo a Ti, con el corazón abierto y el alma sedienta de tu paz. Tú que fuiste escogida por el Altísimo para ser Madre de su Hijo y consuelo de los hombres, permíteme refugiarme bajo tu manto protector, como un hijo que busca abrigo en el regazo seguro de su madre.


Bendita seas, Reina del Cielo y de la tierra, Estrella del Mar, faro luminoso en la oscuridad de las tempestades de la vida. Tú que velas por nosotros desde el Monte Carmelo, aquel monte sagrado cubierto de verdor y esperanza, símbolo de vida, oración y encuentro con Dios, haz que yo también pueda encontrar en lo alto de mi corazón un rincón puro, donde mi alma se eleve y descanse junto a Ti.


Madre dulce, Señora del Santo Escapulario, promesa de salvación y escudo contra el mal, coloca sobre mis hombros esa prenda sagrada que es signo de tu amor maternal y de la alianza eterna entre tú y los que a Ti se acogen. Haz que, al llevarlo, recuerde siempre que estoy bajo tu mirada, que mis pasos están guiados por tu luz y que en cada momento de dolor, incertidumbre o alegría, tú caminas a mi lado.


Intercede, Madre mía, ante tu Hijo Jesús, Sol de Justicia, para que su misericordia se derrame sobre mi vida, sobre mi hogar y sobre todos aquellos que amo. Líbranos de todo peligro del alma y del cuerpo, aparta de nosotros las acechanzas del enemigo, las tristezas sin consuelo, las enfermedades y las injusticias. Danos fuerza en la debilidad, fe en los momentos de duda, serenidad en las tormentas, y alegría en el corazón, aún en medio de las pruebas.


Virgen fiel, flor perfumada del Carmelo, hazme crecer en la humildad, la obediencia y el amor verdadero. Enséñame a servir sin esperar recompensa, a orar con pureza de intención y a confiar, sin reservas, en la voluntad divina. Que mis labios proclamen tu nombre con devoción, que mis manos obren siempre el bien y que mi espíritu se mantenga firme bajo tu protección, hasta el último aliento de mi vida.


Y cuando llegue la hora de mi partida, Señora mía, no permitas que me vea solo ni desamparado. Acude a mi encuentro, toma mi alma entre tus manos, preséntala ante tu Hijo y condúcela a las moradas eternas, donde no hay llanto ni dolor, sino gozo perpetuo en la presencia de Dios.


Oh Virgen del Carmen, flor del Carmelo, tesoro del cielo, reina de los ángeles y de los hombres, recibe hoy este humilde ruego, y haz que mi vida entera sea un canto de amor, fidelidad y confianza en Ti, hasta que contemple eternamente tu rostro bendito. Amén.

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