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Los misterios del Santo Rosario: La importancia de rezarlo en Cuaresma

 


Los misterios del Santo Rosario - El Santo Rosario en Cuaresma


Los misterios del Santo Rosario - El Santo Rosario en Cuaresma


En el tiempo de Cuaresma, además del ayuno, la penitencia y la abstinencia, también es importante rezar el Santo Rosario a la Virgen María. Es un tiempo de gracia en donde nos preparamos para meditar los misterios de la pasión y muerte de Nuestro Señor Jesucristo, mientras mantenemos entre nuestras manos las cuentas del Rosario, con que intensamente al rezarlo, vamos manifestando en cada uno de los decenarios, nuestra fe.


Los misterios del Santo Rosario - El Santo Rosario en Cuaresma

La Virgen María siendo la Madre de Jesús, por lo tanto, también Madre Nuestra, nos acompaña, aconseja y nos proteje de todo mal.


Cuando rezamos las oraciones del Santo Rosario, nos va acercando cada vez mas a Jesucristo para seguirle amando.


Rezar el Santo Rosario durante la Cuaresma, puede ayudar a los fieles católicos a conseguir indulgencias plenarias o temporales, bien sea para uno mismo o en sufragio de las almas que aún penan en el purgatorio.

Los misterios del Santo Rosario - El Santo Rosario en Cuaresma


La indulgencia es una forma de perdón ante Dios de la pena temporal por los pecados, por lo que un fiel, cumpliendo determinadas condiciones las puede obtener a través de la mediación de la Santa Iglesia Católica.

ACOMPAÑEMOS A JESÚS EN ADORACION

( Aún más durante la cuaresma)

La Cuaresma es tal vez el período más importante de la liturgia católica apostólica romana. Este período va desde el Miércoles de Ceniza hasta el Jueves Santo, y como su nombre lo indica, se extiende por cuarenta días.

Se espera que durante este tiempo el buen cristiano se arrepienta genuinamente de sus pecados y que pueda cambiar desde lo más profundo de su interior, de modo de ser mejor persona y poder vivir más cerca de Jesucristo, rezando y haciendo obras de bien y de caridad. Se lo considera un tiempo de luto y penitencia (plasmado en el color morado), también de reflexión y, sobre todo, de entrega hacia un cambio espiritual y reconciliación fraterna.

Señor mío, Jesucristo, creo firmemente que estás aquí; en estos pocos minutos de oración que empiezo ahora quiero pedirte y agradecerte. Pedirte la gracia de darme más cuenta de que tú vives, me escuchas y me amas; tanto, que has querido morir libremente por mí en la cruz y renovar cada día en la misa ese sacrificio. Y agradecerte con obras lo mucho que me amas: ¡Tuyo soy, para ti nací! ¿Qué quieres, Señor, de mí?

Conviértenos a ti, Dios salvador nuestro, y ayúdanos a progresar en el conocimiento de tu palabra, para que así la celebración de esta Cuaresma dé en nosotros fruto abundante. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, quien contigo vive y reina en unidad con el Espíritu Santo, por los siglos de los siglos. Amén.


Rosario de Mar a Mar

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