Beata María de San José
Beata María de San José siempre oraba de rodillas
La beata María de San José, contínuamente hacía visitas al Santísimo Sacramento, incluso en medio de sus actividades diarias. Su oficina de trabajo estaba justo al lado de la capilla, por lo cual durante su faema diaria, en la elaboración de las hostias, contínuamente hacía numerosas visitas al Señor Sacramentado, siempre de rodillas.
También durante los actos comunitarios (las oraciones en comunidad de Hermanas), se le vio siempre orar de rodillas. Cuantan las Hermanas que jamás le vieron estar sentada mientras el Santísimo estaba expuesto. Podía ella pasar horas y horas de rodillas, absorta en la presencia de su único y gran Amor: Jesús Sacramentado.
Una de las anécdotas días antes de morir narra lo siguiente:
Dentro de su cuadro clínico, el lunes de Pascua, demuestra mejoría y sobre todo, el martes de resurrección; es impresionante hasta el tono de su voz, como en tiempos normales. Asistió a la misa y como a propósito se le había retirado el reclinatorio, se arrodilló en el suelo.
—Madre, ¡por Dios! ¿qué hace?
—¿Para qué lo quitaron? Respondió.
Después de la comunión permaneció de rodillas. Al cabo de dos horas ante la Divina Eucaristía, casi a la fuerza la hicimos levantar para que tomara algún alimento, el mismo ligero desayuno de toda su vida.
—¡Ay Dios! ¿por qué no te aman como mereces?, repetía ensimismada.
¡Qué fortaleza! Comentaban algunos a su alrededor.
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