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Novena a la Virgen del Carmen: Séptimo día

Novena a la Virgen del Carmen: Séptimo día


 Séptimo día: María y Nuestra vida personal

María y el dolor

1. Acto Penitencial

2. Hecho de vida: Teresita de los Andes y la Virgen del Carmen

Santa Teresa de los Andes, nuestra primera santa nos habla en estos textos autobiográficos de su entrega en amor y sacrificio como carmelitana: “El Carmen se me presenta con todos los atractivos para llenar mi alma; además, el Señor me ha manifestados tantas veces que sea Carmelita; y cuando estoy en la oración, Nuestro Señor me dice que me ha escogido para esa vida tan perfecta y de tanta unión con Él porque me ama mucho entre las escogidas de su Divino Corazón. A María le dijo que había escogido la mejor parte, aunque Marta le servía con amor. La Santísima Virgen, mi Madre, fue una perfecta Carmelita, vivió siempre contemplando a su Jesús, sufriendo y amando. Nuestro Señor vivió treinta

años de su vida en el silencio y en la oración, y sólo los tres últimos los dedicó a evangelizar.

- La vida de la Carmelita consiste en amar, contemplar y sufrir. Vive sola con su Dios; entre ella y Él no hay criaturas, no hay mundo, no hay nada, pues su alma alcanza la perfección por la contemplación y el sufrimiento. Contempla sólo a Dios y, como los ángeles en el cielo, entona las alabanzas del Ser por excelencia. La soledad, el aislamiento de todo lo de la tierra, la pobreza en que vive, son medios poderosos que favorecen la contemplación del Dios – Amor.

- La Carmelita sufre en silencio angustias del espíritu que quizás son más terribles que las del cuerpo… Se ve desechada, desamparada. ¿Hay acaso mayor sufrimiento para un alma que todo lo ha abandonado por seguir al Dios que ama, que verse sola sin Él?” 4

3. Lectura: Romanos 8, 18 – 23

“Entiendo, por lo demás, que los sufrimientos del tiempo presente no pueden compararse con la gloria que un día se nos manifestará. Porque la creación misma espera anhelante que se manifieste lo que serán los hijos de Dios. Condenada al fracaso, no por su propia voluntad, sino por aquel que así lo dispuso, la creación vive en la esperanza de ser también ella liberada de la servidumbre de la corrupción y participar así en la gloriosa libertad de los hijos de Dios. Sabemos, en efecto, que la creación entera está gimiendo con dolores de parto hasta el presente. Pero no sólo ella: también nosotros, los que poseemos las primicias del Espíritu, gemidos en nuestro interior suspirando para que Dios nos haga sus hijos y libere nuestro cuerpo.”

4. Meditación

San Pablo, al escribir a los romanos pone el dolor como una condición del que va en camino hacia una vida mejor, hacia la vida eterna. Por ese pecado que hay en nuestros corazones y que debemos vencer, tenemos que pasar por muchos sufrimientos que vayan liberando nuestra alma de todo apego desordenado a las cosas. Este mundo estará siempre marcado por el sufrimiento porque nuestro corazón no puede verse satisfecho si no es en Dios. Anhelamos esa felicidad eterna que alcanzaremos en El. Por eso las cosas de este mundo no nos satisfacen y mientras más tenemos, más queremos tener. Las cosas materiales son sólo reflejos de la perfección de Dios para la cual fuimos creados. Debemos entonces descubrir el sentido del sufrimiento, y hacerlo con amor, pensando que eso nos capacita para acercarnos a Dios, y entonces la cruz se hará más liviana. La Virgen del Carmen nos muestra la mirada comprensiva de Dios. Ella entiende el sufrimiento humano. Ella pasó también por el dolor. Por eso, cuando llegamos a su santuario con el corazón cargado por un sufrimiento: la enfermedad, la pobreza, la lejanía de la patria, la incomprensión de los otros, la injusticia de que hemos sido víctimas, o nuestra propia debilidad física o moral, Ella nos acoge y nos muestra a su Hijo, que asume todos estos dolores en su cruz y los convierte en esperanza.

Entreguémosle todos nuestros problemas y pongámonos con Ella en marcha hacia el amor de Cristo.

5. Oración

Virgen del Carmen, María Santísima, tú supiste del dolor y la renuncia, por eso te pedimos; ayúdanos a cargar la cruz de cada día; haznos comprender que cada dolor nos purifica para estar más cerca de Dios que es amor; ayúdanos a sacrificarnos por los demás y así hacer que en el mundo haya más amor y generosidad. Amén.

6. Peticiones

Por los que sufren, por los enfermos, los pobres, los que están lejos de sus hogares, por todos los que deben cargar una cruz más pesada en la vida, para que asuma con fe su dolor y lo unan a la cruz de Cristo y así se haga fecundo. Roguemos al Señor.

7. Oración Final

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