Novena a la Virgen del Carmen: Tercer día
Tercer día: María al pie de la Cruz
1. Acto Penitencial
2. Hecho de vida: Laurita Vicuña y la Virgen del Carmen
Laurita Vicuña (1891 – 1904), beatificada el 3 de septiembre de 1988 por el Papa Juan Pablo II, entregó su vida por la conversión de su madre, apartada de la amistad de Jesús y herida en su dignidad por una convivencia forzada con su empleador.
Su fuerza como niña, nace del profundo encuentro con Dios en la cercanía de la Virgen, como lo expresa esta canción predilecta de ella:
Virgen María, Nazarena bella,
cuya hermosura arrebató al Eterno,
que el Hijo suyo te eligió por Madre;
Virgen del Carmelo,
llévame al cielo.
Tras tus virtudes se me escapa el alma.
Mira que siempre contemplarte quiero,
y siempre amarte con amor profundo;
Virgen del Carmelo,
llévame al cielo.
Si quieres, Vida de la vida mía,
alma del alma que por Ti poseo,
que yo muera de pesar amargo;
Virgen del Carmelo,
llévame al cielo.
Antes que el mundo engañador me robe
este tan dulce y filial afecto,
llévame, oh Madre, por favor lo pido;
Virgen del Carmelo,
llévame al cielo
3. Lectura: Juan 19, 25 – 27
“Junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre, María la mujer de Cleofás, y María Magdalena. Jesús al ver a su discípulo a quien tanto amaba, dijo a su madre:
- Mujer, ahí tienes a tu hijo.
Después dijo al discípulo:
- Ahí tienes a tu madre.
Y desde aquel momento, el discípulo la recibió como suya.”
4. Meditación
Para María, Jesús era todo: su hijo, el sentido de su vida, el fruto de su entrega a Dios, su seguridad y compañía, el motivo por el cual vivir, luchar, esforzarse. Y de repente tiene que entregarlo por nosotros, acompañarlo al pie la Cruz, ofrecerlo al Padre.
Para Ella, lo importante no era tener a Jesús a su lado, sino que El cumpliera su misión para lo cual había venido a la Tierra. No quería tenerlo para sí, sino que su vida fuese fecunda y eficaz. Por eso, cuando Ella lo entrega, se muestra como Madre de todos nosotros, representados en el apóstol Juan. Su sacrificio nos había dado nueva vida.
Nosotros debemos buscar en nuestra vida la voluntad del Padre Dios. No estar preocupados de nosotros mismos solamente: que no nos falte esto, que no tengamos que pasar por lo otro, sino que buscar de que manera podemos dar más amor. El sacrificio es fecundo cuando lo hacemos por amor a Dios y a nuestros hermanos. Debemos asumir la tarea que Dios nos pone, aunque nos exija privarnos de muchas cosas; eso hará fecunda nuestra vida.
5. Oración
Virgen del Carmen, Madre nuestra, ayúdanos a cumplir la misión que el Padre Dios ha puesto en nuestra vida. Líbranos del egoísmo, del orgullo y de querer imponer nuestra voluntad. Cuando debamos cargar una cruz, danos fuerza para hacerlo con generosidad y haz que nunca nos neguemos a la voluntad del Padre. Amén.
6. Peticiones
Por todos los que son llamados a sacrificarse por sus hermanos, para que sus vidas estén llenas de amor y así se hagan fecundas en la entrega y que su ejemplo mueva muchos a ser generosos. Roguemos al Señor.
7. Oración Final
Escoger una oración