Novena a la Virgen del Carmen: Segundo día
Novena a la Virgen del Carmen: Segundo día
María en el Nuevo Testamento - María en la Enunciación
1. Acto penitencial
2. Hecho de vida: P. Ruperto Marchant Pereira y la Guerra del Pacífico
La Virgen del Carmen ha contado con colaboradores muy especiales en nuestra patria. Uno muy importante ha sido el Padre Ruperto Marchant Pereira, gran capellán del Ejército durante la Guerra del Pacífico.
“Con todo el ímpetu de su personalidad se dedicó al servicio de Dios. Al estallar la Guerra del Pacífico se desempeñaba como profesor del Seminario de Santiago, y vio en la vida de campaña la posibilidad de realizar sus ideales de austeridad, sacrificio, amor a la patria y actitud misionera que lo llevaron al sacerdocio.
Con esta única arma en sus manos, partió a servir gratuitamente a su Patria en peligro, como capellán del Ejército. Sólo en Antofagasta, con otros tres sacerdotes, dio confesión y comunión a cerca de 8 mil hombres. Bebiendo agua resacada, compartió las fatigas de los soldados, sufriendo con ellos del cansancio, la sed y el calor de las jornadas.
Su actitud fue siempre la de ayudar en las necesidades naturales y sobrenaturales, en la fe. La Misa diaria la realizaba aunque fuera sobre un montón de frazadas, igualmente el sacramento del perdón, que entregó en cualquier momento a todo el que lo pidiera o necesitara.
Cuenta en sus crónicas, que antes de entrar a la batalla de Tacna, se adelantó a las filas que ya se lanzaban al ataque, se descubrió, e impartió la absolución general al regimiento Esmeralda y a todos los batallones Navales, Valparaíso y Chillán. Todos esos hombres, sin saber si sobrevivirían al enfrentamiento inmediato, recibieron el perdón de rodillas. Luego rindieron armas, tiraron al aire sus quepis, y al grito de ¡Viva Chile! se precipitaron al ataque.
Exaltó el patriotismo en oficiales y soldados, y puso en sus pechos, como escudo, el Escapulario del Carmen.
Confortó a los heridos. A miles de ellos. Asistió a los moribundos, recibió sus últimas palabras y los sepultó. Igual cosa hizo con los soldados enemigos, enterrándolos alternados con los chilenos “para que siquiera en la muerte estén juntos y en paz, los que en batalla se atacaron y pelearon como leones.”
3. Lectura: Lucas 1, 26 – 38
“Al sexto mes, envío Dios al ángel Gabriel a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una joven desposada con un hombre llamado José, de la descendencia de David; el nombre de la joven era María. El ángel entró donde estaba María y le dijo:
- Dios te salve, llena de gracia, el Señor está contigo.
Al oír estas palabras, ella quedó desconcertada y se preguntaba qué significaba tal saludo. El ángel le dijo:
- No temas, María, pues Dios te ha concedido su favor. Concebirás y darás a luz un hijo, al que pondrás por nombre Jesús. El será grande, será llamado Hijo del Altísimo; el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la descendencia de Jacob por siempre y su reino no tendrá fin.
María le dijo al ángel:
- ¿Cómo será esto, pues no tengo relaciones con ningún hombre?
El ángel le contestó:
- El Espíritu Santo vendrá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso, el que va a nacer será santo y será llamado Hijo de Dios. Mira, tu pariente Isabel también ha concebido un Hijo en su vejez, y ya está de seis meses la que todos tenían por estéril: porque para Dios no hay nada imposible (Gn 18,14)
María dijo:
- Aquí está la esclava del Señor, que me sucede como tú dices.
Y el ángel la dejó.”
4. Meditación
La Virgen María se había hecho toda una idea de lo que sería su vida. Sus planes eran muy queridos para Ella. Pero llega el Ángel y lo cambia todo: sería Madre del Salvador, ya no viviría una vida oculta y persona, sino que tendría que entregarse para todos. Ella contesta: “He aquí la esclava del Señor...” No le importa su plan, sino el deseo de Dios. Y esta entrega hace el milagro de la Encarnación: el Hijo de Dios llega a su seno y cambia la historia de la humanidad. Ella cree, acepta, se entrega, lo demás corre por cuenta de Dios. El necesita instrumentos para cambiar el mundo.
Nosotros debemos estar atentos también a lo que Dios nos muestra a través de lo que nos toca vivir. Aceptar ser instrumentos de Dios, aceptar tener una responsabilidad por nuestros hermanos. Saber que si nos entregamos a la voluntad de Dios, El puede hacer grandes cosas con nosotros.
5. Oración
María, Virgen fiel, haznos generosos para servir a nuestros hermanos. Que nunca la comodidad, la cobardía o la indiferencia nos hagan negarnos a tomar en la vida la responsabilidad que el Padre Dios nos pide. Danos fuerzas para cumplir siempre con nuestra misión y así poner nuestro grano de arena para que el mundo sea mejor. Amén.
6. Petición
Por los que tienen la responsabilidad de conducir la Iglesia y la Patria, para que siempre lo hagan con la conciencia de que tarea es un servicio y sean generosos para entregarse por entero a los demás sin esperar recompensas. Roguemos al Señor.