Pintura sobre vidrio, San Francesco di Paola, Arte Popular Sacro de Sicilia, Pincisanti, 

San Francisco de Paula

Este santo se retiró a la montaña, y ahí permaneció durante cinco años, rezando, meditando y alimentándose solamente de agua y de hierbas silvestres y durmiendo sobre el duro suelo, teniendo por almohada una piedra. Pronto, varios hombres siguieron su ejemplo, por lo que Francisco tuvo que fundar varias casas para sus religiosos y, en todos sus conventos puso una consigna o ley que había que cumplir siempre, que decía: "Cuaresma perpetua". Queriendo decir con esto que en la alimentación se debían hacer las mortificaciones que antiguamente se hacían en cuaresma con el fin de fortificar la voluntad.

Miles de hombres decidieron abandonar la vida pecaminosa del mundo e irse a la Comunidad religiosa fundada por San Francisco de Paula. Así como San Francisco de Asís les había puesto a sus religiosos el nombre de "hermanos menores", San Francisco de Paula les puso a los que pertenecían a su comunidad el nombre de "hermanos Mínimos". El Divino Espíritu le concedió a San Francisco de Paula el don de hacer milagros, de hacer curaciones, y el don de profecía.

El Papa Pablo VI dijo en 1977 que San Francisco de Paula es un verdadero modelo para los que tienen que llamarle la atención a los gobernantes que abusan de su poder y que malgastan en gastos innecesarios el dinero que deberían emplear en favor de los pobres, ya que por muchos años nuestro santo recorrió ciudades y pueblos llevando los mensajes de Dios a la gente, en especial a los alcaldes, gobernadores, ministros y hasta jefes de Estado que abusaban de su poder y gastaban el dinero público para enriquecerse o para hacer gastos inútiles y conseguir lujos, en vez de socorrer a los necesitados. 

Al morir San Francisco de Paula el 2 de abril de 1507, el pueblo empezó inmediatamente a proclamarlo como santo y doce años después de su muerte, fue proclamado santo por el Sumo Pontífice León X, en 1519.

San Francisco de Paula para encontrar paz y serenidad en nuestra vida

Oh San Francisco de Paula, humilde y justo, te acercamos nuestras súplicas en busca de paz y serenidad en nuestra vida. Tú, que fuiste ejemplo de constancia y resignación ante las adversidades, te pedimos que intercedas por nosotros ante el Altísimo.

Concédenos la fortaleza para superar los obstáculos que se nos presentan día a día y la sabiduría para encontrar la paz interior en medio de las tribulaciones. Inspíranos a abandonar la ansiedad y a confiar plenamente en la voluntad de Dios.

Te rogamos, San Francisco de Paula, que nos ilumines en el camino de la serenidad, para que podamos enfrentar las dificultades con calma y paciencia, teniendo la certeza de que siempre hay una solución.

Ayúdanos a cultivar la virtud de la paciencia, para no dejarnos llevar por la impaciencia y la angustia. Enséñanos a esperar con confianza en la providencia divina, sabiendo que todo tiene un propósito y que nuestro sufrimiento puede ser redentor.

San Francisco de Paula, patrón de los pescadores y protector de los enfermos, te pedimos que intercedas por todos aquellos que buscan la paz en este mundo tumultuoso. Ayúdalos a encontrar consuelo en la oración y la fuerza necesaria para enfrentar sus pruebas.

Concede, bondadoso San Francisco de Paula, que podamos experimentar la paz que tanto anhelamos en nuestras vidas. Que nuestras preocupaciones se disuelvan y encontremos la tranquilidad en el amor de Dios. Amén.