Meditación del Viernes Santos + Rosario Hoy viernes contemplamos los misterios dolorosos -Viernes de Silencio

 


Meditación del Viernes Santos De María al pie de la cruz - Aoraciones


Meditación del Viernes Santos De María al pie de la cruz


De María al pie de la cruz no se nos habla ni de llanto ni de lamentos, como el de las mujeres que acompañaron a Jesús en la subida al Calvario (cf. Lc 23,27). Ninguna palabra se nos transmite, como en el encuentro de Jesús en el Templo o como en Caná de Galilea. Solo su silencio.

En el evangelio de Lucas, María guarda silencio ante el nacimiento de Jesús; en el evangelio de Juan, guarda silencio en el momento de la muerte de Jesús; en la Primera Carta a los Corintios, san Pablo opone la “sabiduría de la cruz” a la “sabiduría del mundo”, es decir, el lenguaje de la cruz y el lenguaje de la sabiduría humana. La diferencia es esta: la sabiduría del mundo o la sabiduría de la palabra se expresa en palabras y discursos elegantes; la cruz, por el contrario, se expresa a través del silencio.

¡El lenguaje de la cruz es el silencio! El silencio conserva el perfume del sacrificio solo para Dios. Impide que el sufrimiento se disperse, que busque y encuentre aquí abajo su recompensa.

Rosario 

Hoy viernes contemplamos los misterios dolorosos




Oración del viernes santo


“Oh Dios, tu Hijo, Jesucristo, Señor nuestro, por medio de su pasión ha destruido la muerte que, como consecuencia del antiguo pecado, a todos los hombres alcanza. Concédenos hacernos semejantes a él. De este modo, los que hemos llevado grabada, por exigencia de la naturaleza humana, la imagen de Adán, el hombre terreno, llevaremos grabada en adelante, por la acción santificadora de tu gracia, la imagen de Jesucristo, el hombre celestial. Él, que vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.”


Oración al Cristo Crucificado


“Mírame, ¡oh mi amado y buen Jesús!, postrado en tu presencia: te ruego, con el mayor fervor, imprimas en mi corazón vivos sentimientos de fe, esperanza y caridad, verdadero dolor de mis pecados y firmísimo propósito de jamás ofenderte; mientras que yo, con el mayor afecto y compasión de que soy capaz, voy considerando y contemplando tus cinco llagas, teniendo presente lo que de ti, oh buen Jesús, dijo el profeta David: "Han taladrado mis manos y mis pies y se pueden contar todos mis huesos." (Salmo 21: 17-18)"









Fuentes: Raniero Cantalamessa. (2002) (“María, espejo de la Iglesia”, pág. 144). El padre Raniero Cantalamessa es predicador de la Casa Pontificia.

Rosario de Mar a Mar

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